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La burguesía exige una poesía más y más aislada de la realidad.
De rumbo en rumbo, en estas andanzas de desterrado, llegué a un país que no conocía entonces y que aprendí a amar intensamente: Italia. En ese país todo me pareció fabuloso. Especialmente la simplicidad italiana: el aceite, el pan y el vino de la naturalidad. Hasta aquella policía... Aquella policía que nunca me maltrató, pero que me persiguió inansablemente. Era una policía que encontré en todas partes, hasta en el sueño y en la sopa.
Las tierras de la frontera metieron sus raíces en mi poesía y nunca han podido salir de ella. Mi vida es una larga peregrinación que siempre da vueltas, que siempre retorna al bosque austral, a la selva perdida.
... ya se sabe que la vida es más fuerte y más porfiada que los preceptos. La revolución es la vida y los preceptos buscan su propio ataúd.
La poesía es siempre un acto de paz.
... la guerra de España, que cambió mi poesía, ...